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lunes, 12 de abril de 2021
lunes, 16 de marzo de 2020
lunes, 7 de mayo de 2018
LUCIO, EL DOCUMENTAL
La vida del albañil y militante anarquista Lucio Urtubia,
natural de Cascante (Navarra), protagonista durante décadas de varias acciones
en contra del sistema capitalista entre la que destacó la estafa de decenas de
millones de dólares al Citybank
con los que financió causas anarquistas por todo el mundo.
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martes, 17 de abril de 2018
lunes, 16 de abril de 2018
domingo, 15 de abril de 2018
NOTICIERO DE LA 2ª REPÚBLICA: GOBIERNOPROVISIONAL
El noticiario de la Fox, un vídeo de unos 16 minutos, cuya existencia se desconocía, fue rodado el 11 de diciembre de 1931. El filme muestra cómo la Comisión de Diputados sale del Congreso en dirección a la casa de Niceto Alcalá-Zamora, la salida de éste y de la comitiva de su domicilio, además de su llegada a la carrera de San Jerónimo, donde le esperaba el gobierno de Manuel Azaña. Asimismo el documento muestra la salida de dicha comitiva del Congreso, su marcha hacia el Palacio de Oriente y el desfile de tropas ya con Alcalá-Zamora como nuevo presidente a quien acompañaba su gobierno en el balcón. Fue localizado por casualidad en la casa del ex alcalde republicano de la localidad cordobesa de Priego de Córdoba
HIMNO DE RIEGO
Se conoce por Himno de Riego a la marcha militar compuesta por José Melchor Gomis dedicada al Teniente Coronel Rafael de Riego. Fue el himno nacional oficioso durante el Trienio Liberal de 1820-1823 y oficial en la Segunda República Española. Durante la Primera Guerra Carlista era cantado por las tropas liberales, siendo prohibido durante la Década Ominosa de Fernando VII y parte del reinado de Isabel II.
Riego fue un símbolo de los liberales de España durante el siglo XIX y principios del siglo XX, se alzó contra el absolutismo de Fernando VII en la localidad de Las Cabezas de San Juan, provincia de Sevilla (1 de enero, 1820) para instaurar un nuevo régimen constitucional que tendría como norma básica la pionera Constitución de 1812.
HIMNO DE RIEGO
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domingo, 15 de abril de 2012
viernes, 13 de abril de 2012
EL VOTO FEMENINO EN LA REPÚBLICA


El Gobierno provisional, en un decreto de 8 de mayo de 1931, concedió el voto a todos los hombres mayores de veintitrés años y declaró que las mujeres y los curas podían ser elegidos para ser diputados. En las elecciones celebradas en junio de aquel año fueron elegidas dos mujeres diputadas, Clara Campoamor (Partido Radical) y Victoria Kent (Izquierda Republicana): dos mujeres de un total de 465 diputados. A finales de aquel mismo año otra mujer diputada, Margarita Nelken (Partido Socialista), ingresó en las Cortes. De las tres, Clara Campoamor, abogada, fue la más asidua defensora de los derechos de la mujer y desempeñó un papel importante en el debate acerca del sufragio femenino.
El hecho de que Clara Campoamor defendiera el sufragismo femenino y de que Victoria Kent se opusiera provocó muchas burlas. Azaña describió la sesión como muy divertida. Informaciones (1 de octubre de 1931) comentaba dos mujeres solamente en la Cámara , y ni por casualidad están de acuerdo, y La Voz (2 de octubre de 1931) preguntaba medio en broma medio en serio: ¿qué ocurrirá cuando sean 50 las que actúen? En el debate del día 1 de octubre de 1931, Victoria Kent propuso que se aplazara la concesión del voto a la mujer; no era, decía, una cuestión de la capacidad de la mujer, sino de oportunidad para la República. El momento oportuno sería al cabo de algunos años, cuando las mujeres pudiesen apreciar los beneficios que les ofrecía la República. Clara Campoamor replicaba diciendo que la mujer había demostrado sentido de la responsabilidad social, que el índice de analfabetos era mayor en los hombres que en las mujeres y que sólo aquellos que creyesen que las mujeres no eran seres humanos podían negarles la igualdad de derechos con los hombres. Advirtió a los diputados de las consecuencias de defraudar las esperanzas que las mujeres habían puesto en la República : No dejéis a la mujer que, si es regresiva, piense que su esperanza estuvo en la Dictadura ; no dejéis a la mujer que piense, si es avanzada, que su esperanza está en el comunismo. Sin embargo, los radicales pensaban que era prematura la inmediata concesión del voto a la mujer, y por tanto votarían en contra. Los socialistas expusieron que, aunque sabían que existía la posibilidad de perder escaños en las próximas elecciones, eso no tenía importancia comparado con la educación política de la mujer española; querían el sufragio femenino para llamar a la conciencia de la mujer y convertirla en cooperadora eficaz del resurgimiento español.
El Partido Socialista, que votó a favor del sufragio femenino, lo que fue decisivo, estaba dividido. Indalecio Prieto fue uno de los detractores. Cuentan las crónicas que abandonó el hemiciclo gritando que 'se había dado una puñalada trapera a la República'. Reconocidos 'padres de la patria' pensaban antes en los intereses electorales de su partido que en la igualdad entre hombres y mujeres, que en teoría defendían. Otra voz que se opuso al voto femenino, en contra de su partido, el socialista, fue la de Margarita Nelken, por entender que al estar a sometida a la influencia de la Iglesia, su voto sería conservador. Muchos se pronunciaron en esa línea esperpéntica: negar este derecho a todo un colectivo en función de la inclinación atribuida a su voto. Otro argumento reiterado era el del estado civil. Se quería un derecho de voto restringido que dejara fuera a las casadas. Ya hubo un precedente, que no llegó a ejercerse, bajo la dictadura de Primo de Rivera en 1924: se concedía el voto a 'solteras y viudas' y se excluía a las casadas, 'ya que podían ejercerlo contra sus maridos'.
Cuando el artículo 34 - que establecía la equiparación de derechos electorales para los ciudadanos de uno y otro sexo mayores de veintitrés años - fue finalmente aprobado por 161 votos a favor y 121 en contra, se produjo un clamor. Votaron a favor: el Partido Socialista (con alguna sonada excepción como la de Indalecio Prieto, quien había intentado persuadir a sus compañeros socialistas de votar en contra del artículo o abstenerse de votar, gritó que aquello era una puñalada trapera para la República) la derecha y pequeños núcleos republicanos (catalanes, progresistas y Agrupación al servicio de la República ); en contra, Acción Republicana, y los radical-socialistas y radical (con la excepción de Clara Campoamor y otros cuatro diputados).
Las primeras elecciones en las que participaron las mujeres fueron las de 1933, e inevitablemente se les echó la culpa de la victoria de la derecha. Era, sin embargo, una conclusión superficial. Aun aceptando que una parte del electorado femenino hubiera podido influir en el resultado favorable a las derechas de los comicios del 33, si se sumaban todos los votos de izquierda emitidos en esas elecciones todavía superaban a los de los conservadores. Se trataba sobre todo de un problema de estrategia y unidad, como se encargaría de demostrar las elecciones de febrero de 1936 con el triunfo del Frente Popular. Clara Campoamor en su libro Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, señala las verdaderas causas de la derrota: la desunión del bloque republicano, la abstención anarquista y los fallos gubernamentales de la etapa anterior.
Las primeras elecciones en las que participaron las mujeres fueron las de 1933, e inevitablemente se les echó la culpa de la victoria de la derecha. Era, sin embargo, una conclusión superficial. Aun aceptando que una parte del electorado femenino hubiera podido influir en el resultado favorable a las derechas de los comicios del 33, si se sumaban todos los votos de izquierda emitidos en esas elecciones todavía superaban a los de los conservadores. Se trataba sobre todo de un problema de estrategia y unidad, como se encargaría de demostrar las elecciones de febrero de 1936 con el triunfo del Frente Popular. Clara Campoamor en su libro Mi pecado mortal. El voto femenino y yo, señala las verdaderas causas de la derrota: la desunión del bloque republicano, la abstención anarquista y los fallos gubernamentales de la etapa anterior.
La Guerra Civil y el nuevo Estado impuesto tras la victoria de las fuerzas franquistas el 1 de abril de 1939 darían al traste con todo lo conseguido. Habría que esperar al cierre de ese largo paréntesis de 40 años para que las mujeres recuperaran el punto de partida que significó la conquista del voto en 1931.
“Señores diputados, lejos yo de censurar ni atacar las manifestaciones de mi colega, señorita Kent; comprendo, por el contrario, la tortura de su espíritu al haberse visto hoy en el trance de negar la capacidad inicial de la mujer… Creo que por su pensamiento ha debido de pasar de alguna forma la amarga frase de Anatole France, cuando nos habla de aquellos socialistas que, forzados por la necesidad, iban al Parlamento a legislar en contra de los suyos.
…Al hablar de las mujeres obreras y universitarias ¿se va a ignorar a todas las que no pertenecen a una clase ni a otra? ¿No sufren éstas como las otras las consecuencias de la legislación? ¿No recae sobre ellas toda la consecuencia de la legislación que se elabora aquí para los dos sexos, pero solamente dirigida y matizada por uno? ¿Cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República, para demostrar su capacidad?....
…Yo, señores diputados, me siento ciudadana antes que mujer y considero que sería un error político dejar a la mujer al margen de ese derecho, a la mujer que espera y confía en vosotros…. No cometáis, señores diputados, ese error político de gravísimas consecuencias…
… La mujer española espera hoy de la República la redención… No cometáis un error histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer… que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt, de que la única manera de madurarse en el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos es caminar dentro de ella.”
(Clara Campoamor)
“Señores diputados, pido en este momento a la Cámara atención respetuosa para el problema que aquí se debate, porque estimo que no es problema que debamos pasar a la ligera; se discute en este momento el voto femenino y es significativo que una mujer como yo se levante en la tarde de hoy a decir a la Cámara sencillamente que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgarle el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que en el momento crítico de decirlo, renuncia a un ideal…
…Por creer que con ello sirvo a la República… es por lo que me levanto esta tarde para pedir a la Cámara que despierte la conciencia republicana, que avive la fe liberal y democrática y que aplace el voto de la mujer. Lo pido porque no es que con ello merme en lo más mínimo la capacidad de la mujer; no, señores diputados, no es cuestión de capacidad, es cuestión de oportunidad para la República…
… Si las mujeres españolas fuesen todas obreras, si las mujeres españolas hubiesen atravesado ya un período universitario y estuvieran liberadas en su conciencia, yo me levantaría hoy frente a toda la Cámara para pedir el voto femenino.
Pero en estas horas yo me levanto para decir lo contrario y decirlo con toda la valentía de mi espíritu, afrontando el juicio que de mí puedan formar las mujeres que no tengan este fervor y estos sentimientos republicanos que creo tener. Es por esto por lo que claramente me levanto a decir a la Cámara: o la condicionalidad del voto o su aplazamiento… Hoy, señores diputados, es peligroso conceder el voto a la mujer…”
(Victoria Kent)
El voto hoy en la mujer es absurdo, porque en la inmensa mayoría de los pueblos el elemento femenino, en su mayor parte, está en manos de los curas, que dirigen a la opinión femenina, se introducen en los hogares e imperan en todas partes. La mujer española, especialmente la campesina, no está capacitada para hacer uso del derecho del sufragio de una manera libre y sin consejos de nadie. Con lo que hoy ha acordado el Parlamento, la República ha sufrido un daño enorme y sus resultados se verán muy pronto. (Diario "La Voz ", de 1 de octubre de 1931)
No somos enemigos de la concesión del voto a la mujer; estimamos que debe concedérsele ese derecho de ciudadanía, pero a su tiempo, pasados cinco años, diez, veinte, los que sean necesarios para la total transformación de la sociedad española, cuando nuestras mujeres se hallen redimidas de la vida de esclavitud a que hoy están sometidas, cuando libres de prejuicios, de escrúpulos, de supersticiones, de sugestiones, dejen de ser sumisas penitentes, temerosas de Dios y de sus representantes en la tierra, y vean independizada su conciencia (Diario "La Voz ", de 2 de octubre de 1931).
Mujeres diputadas en las Cortes de la II República | |
1931 | Clara Campoamor (Partido Radical) Victoria Kent (Izquierda Republicana) Margarita Nelken (Partido Socialista) |
1933 | Margarita Nelken Matilde de la Torre (Partido Socialista) Veneranda García María Lejárraga (Partido Socialista) Francisca Bohigas (C.E.D.A.) |
1936 | Margarita Nelken Victoria Kent (Izquierda Republicana) Julia Alvarez (partido Socialista) Matilde de la Torre Dolores Ibárruri (Partido Comunista) |
Mujeres en los Gobiernos de la II República | |
1936-1937 | Federica Montseny (C.N.T. y F.A.I.) Ministra de Sanidad y Asistencia Social. |
miércoles, 11 de abril de 2012
jueves, 14 de abril de 2011
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