BLOG PARA LA HISTORIA DE ESPAÑA DE 2º DE BACHILLERATO
MARÍA JESÚS RAMÓN ARAGÓN
IES VALLE DEL CIDACOS -CALAHORRA- LA RIOJA
mariajesusramon@iesvallecidacos.com


Alberto Schommer 1987 Bellísimo documento de la Transición
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lunes, 7 de mayo de 2018

LUCIO, EL DOCUMENTAL



La vida del albañil y militante anarquista Lucio Urtubia, natural de Cascante (Navarra), protagonista durante décadas de varias acciones en contra del sistema capitalista entre la que destacó la estafa de decenas de millones de dólares al  Citybank con los que financió causas anarquistas por todo el mundo.


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martes, 17 de abril de 2018

domingo, 15 de abril de 2018

HIMNO DE RIEGO


Se conoce por Himno de Riego a la marcha militar compuesta por José Melchor Gomis dedicada al Teniente Coronel Rafael de Riego. Fue el himno nacional oficioso durante el Trienio Liberal de 1820-1823 y oficial en la Segunda República Española. Durante la Primera Guerra Carlista era cantado por las tropas liberales, siendo prohibido durante la Década Ominosa de Fernando VII y parte del reinado de Isabel II.


Riego fue un símbolo de los liberales de España durante el siglo XIX y principios del siglo XX, se alzó contra el absolutismo de Fernando VII en la localidad de Las Cabezas de San Juan, provincia de Sevilla (1 de enero, 1820) para instaurar un nuevo régimen constitucional que tendría como norma básica la pionera Constitución de 1812.

HIMNO DE RIEGO

jueves, 22 de marzo de 2018

ATENTADO















Alfonso XIII, hijo póstumo de Alfonso XII  y María Cristina (el rey había fallecido en 1885 de tuberculosis estando embarazada la reina), se casó con la princesa británica Victoria Eugenia de Battenberg sobrina del rey Eduardo VII y nieta de la reina Victoria de Inglaterra. El 31 de mayo de 1906, cuando los reyes regresaban al Palacio Real, después de la boda, sufrieron un atentado mediante una bomba escondida en un ramo de flores, lanzada por el anarquista Mateo Morral a su carroza, frente al número 88 de la calle Mayor de Madrid, del que lograron salir ilesos milagrosamente, ya que la bomba tropezó en su caída con el tendido del tranvía y se desvió hacia la multitud que contemplaba la comitiva. Los reyes salieron ilesos pero murieron 25 personas y resultaron heridas más de 100. El autor del atentado, Mateo Morral, bibliotecario de la Escuela Moderna fundada por Ferrer y Guardia, se suicidó presuntamente cundo fue arrestado. El propio Ferrer y Guardia fue procesado aunque salió libre tras un año de prisión.


jueves, 1 de febrero de 2018

EL TRISTE DESTINO DE LOS PRESOS FRANCESES DE LA BATALLA DE BAILÉN


En la batalla de Bailén (1808) el general Castaños infligió la primera gran derrota al ejército napoleónico, al mando del general Dupont. Tras la derrota, un total de 10.000 prisioneros franceses fueron obligados a recorrer a pie la distancia que separaba Bailén de Cádiz. En el trayecto, muchos mueren a manos de los aldeanos que profesan en aquellas tierras un odio visceral hacia ellos. Los soldados españoles e ingleses, no hacen mucho para protegerlos y, garrotazos y pedradas merman el número de los prisioneros que llegan a Cádiz. Permanecieron meses en Cádiz hacinados en los muelles, en las mazmorras de los barcos y en los pontones flotantes, repartidos por los pueblos de la bahía. La falta de higiene y la mala alimentación acaban también con muchos de ellos
Durante algún tiempo, la promesa de que iban a ser devueltos a Francia les hacía vivir con valentía aquellos terribles días. Sin embargo, y tras una decisión impuesta por los ingleses, siempre temerosos a que pudieran volver a alistarse una vez en tierras francesas, empezaron a embarcarlos hacía Mallorca con el apoyo del gobernador de Cádiz. Más de siete mil soldados, salieron de aguas gaditanas. Mallorca no los acepto, ni tampoco los ingleses que se encontraban en Menorca. Solo quedaba la posibilidad de una isla desierta, la isla de Cabrera. En el verano de 1808, los siete mil presos franceses que han sobrevivido desde su captura, son desembarcados y abandonados a su suerte en el islote, cárcel natural, donde las abruptas costas y la lejanía de las islas colindantes hacen prácticamente imposible la fuga. Allí vivieron en una situación lamentable, confinados en un territorio hostil, abandonados a su suerte sin recursos, sin sustento sin agua, sin ropa y sin lugar donde guarecerse más que algunas cuevas. A penas a media hora en barco de Mallorca, era imposible hacer el trayecto a nado por lo peligroso de las corrientes. Los pocos recursos de la isla se agotan con prontitud. Los soldados ingleses, que vigilan constantemente desde un navío a los presos, llevan cada cuatro días provisiones para su sustento. Pero las raciones no dan para todos y se desatan los más bajos instintos. Pronto desaparecen todos los animales susceptibles de ser comidos. Cabras, conejos y todo tipo de insectos y reptiles son cazados en apenas unos meses. De aquí se pasa a comer plantas y tubérculos, algunos de ellos tremendamente venenosos, como la patata de Cabrera, que provoca la muerte a decenas de personas. Las enfermedades contagiosas proliferan entre los franceses y los ataques de locura llevan unidos con el hambre voraz, desembocan en casos de antropofágia y canibalismo.

Sólo sobrevivieron unos 3.500, los únicos que fueron liberados el 16 de Mayo de 1814.
Se organizaron así:
  • Los “Robinsones” que trataban de sobrevivir con los pocos recursos que sacaban del mar y las provisiones que traían las chalupas.
  • Los locos y enfermos que son obligados a vivir en la cueva de los Tártaros, y que debido a la falta de alimento recurrían al canibalismo.
  • Las mujeres, una veintena, se prostituían a cambio de comida.

domingo, 22 de octubre de 2017

ALGUNAS ACLARACIONES SOBRE LA HISTORIA Y CATALUÑA


  1. En el siglo XII, cuando se forma la Corona de Aragón, no existía el término "Cataluña"

  1. Varios de los condados que luego se considerarían parte de Cataluña no estaban aún bajo el dominio del conde barcelonés ( Ampurias, Pallars o Urgel). 

  1.  Ramón Berenguer IV y  la reina aragonesa Petronila, se casaron a condición de que el conde no sería rey.  Su hijo Alfonso II fue el primer soberano común al conjunto. 

  1. El de conde de Barcelona fue un preciado título entre los muchos que llegó a tener el rey de Aragón, que fue también rey de Valencia, de Mallorca, de Sicilia, de Nápoles y de Cerdeña

  1.  No existió una "confederación catalano-aragonesa" Una confederación es un pacto político entre estados que acuerdan cierto grado de unión entre iguales. El pacto del rey de Aragón y el conde barcelonés va de arriba abajo, no a la inversa. La boda de Petronila y Ramón Berenguer IV en 1150 no tiene nada de confederal: es un pacto entre príncipes que unen dos familias para que resulte una sola que ejercerá la soberanía. En este caso, el conde acepta literalmente al rey como "rey, señor y padre". Se convierte, pues, en súbdito, vasallo e hijo del rey de Aragón y por eso murió sin titularse rey

  1. "Corona del Reino de Aragón" es un término usado por Jaime I (siglo XIII). Será usado por los reyes para denominar el conjunto de sus soberanías

  1.  Cataluña siempre fue parte de la Corona de Aragón, pero no del reino aragonés. Los catalanes no forman un reino, pero tienen un rey, el rey de Aragón

  1. La "Generalitat" , como se llama en Cataluña y en Valencia, existe igualmente en Aragón con el nombre de Diputación General. Los respectivos gobiernos autonómicos han recuperado este nombre histórico. Se origina en los tres territorios al mismo tiempo, en 1362, en una de las reuniones de Cortes Generales de la Corona (aragoneses, valencianos y catalanes más baleares), que se celebraban siempre en suelo aragonés. El rey Pedro IV consigue la aprobación de un impuesto "general" aduanero, que originariamente fue del 5% del valor del producto. Y las cortes de cada reino de la Corona de Aragón designan "diputaciones del general" para que se encarguen de la correcta recaudación. Estos órganos se consolidan como autoridades permanentes y van ganando competencias funcionales

  1. Los catalanes no forman un reino, pero tienen un rey, al que llaman así ('Senyor rei'): el rey de Aragón. La Casa de Aragón es soberana en Cataluña y los súbditos catalanes, como los valencianos, baleares y aragoneses, la aclaman gritando su apellido, "Aragó, Aragó!" o "¡Aragón, Aragón!", el nombre dinástico, al modo en que en otros lugares se grita "York!", "Borbón!" o "Estuardo"

  1.  Cataluña perteneció a los Aragón y a su Corona, no al reino de Aragón 

  1. La comunidad autónoma de Cataluña carece de escudo propio y bandera. Usa hoy como bandera el "Señal Real" de la Casa de Aragón (de ahí el nombre de senyera) que era el emblema de los reyes de Aragón y que no se documenta hasta Alfonso II. 
Guillermo Fatás (catedrático de Historia Universidad de Zaragoza)
(extraido de "20 minutos" 18-10-2017) 





miércoles, 3 de mayo de 2017

ROBERT CAPA Y GERDA TARO

Robert Capa, corresponsal de guerra, fotógrafo desencantado de la Guerra Civil española y de la 2ª Guerra Mundial, un jugador compulsivo, un golfo cautivador capaz de ligarse a Ingrid Bergman, pero también un hombre tocado por el horror, con el corazón roto después de que un tanque matase demasiado pronto, durante la batalla de Brunete, en 1937, al amor de su vida, Gerda Taro, cuando estaba a punto de cumplir 27 años.

Les gustaba jugar, incluso jugar con sus propias vidas. Seducían con naturalidad a todos aquellos con los que se cruzaban y se parecían mucho el uno al otro en numerosos aspectos. Una sola frase, la dedicatoria del primer libro que publicó Capa, con fotos de la Guerra Civil, Death in the making, resume la pasión, el drama de una pareja que simboliza la herida del siglo: "A Gerda Taro, que pasó un año en el frente de España y se quedó".Fueron una pareja muy atractiva y muy poco convencional. Son dos personajes que se encuentran, comprometidos, entre los que surge una química brutal y protagonizan una historia de amor muy complicada, una relación que nace en el París de los años treinta, de los poetas y los pintores, pero que toma carne durante la Guerra Civil. También representan el duelo entre dos grandes fotógrafos", desde que se conocieron en París hasta la muerte de ella en la batalla de Brunete, en los alrededores de Madrid, el 26 de julio de 1937. En Brunete Gerda fue testigo de los bombardeos de la aviación del bando nacional, y realizó muchas fotografías, poniendo en riesgo su vida. En aquel infierno murieron miles de republicanos y finalizó en derrota. Perdió la vida en un accidente durante el repliegue del ejército republicano. Gerda se subió al estribo del coche del General Walter (miembro de las Brigadas Internacionales). En un momento dado, unos aviones enemigos volando a baja altura hicieron que cundiera el pánico en el convoy y Gerda cayó al suelo, tras una pequeña elevación del terreno. En ese momento un tanque republicano entró marcha atrás al camino saltando la elevación tras la que se encontraba Taro y cayendo sobre ella. La cadena del carro de combate la destrozó, murió seis días antes de cumplir 27 años. Su cuerpo fue trasladado a París, donde recibió todos los honores como una heroína republicana.
Unos meses antes, esta mujer, bella y menuda, había escrito: "Tengo 25 años y sé que esta guerra es el fin de una parte de mi vida, el fin tal vez de mi juventud. A veces me parece que con ella terminará también la juventud del mundo. La guerra de España nos ha hecho algo a todos. Ya no somos los mismos: el tiempo en el que vivimos está tan lleno de cambios que es difícil reconocerse en cómo éramos todos nosotros hace apenas dos años. No me puedo ni imaginar lo que queda por venir"
Lo que estaba a punto de llegar era la II Guerra Mundial. No hay duda de que Capa fue el mejor fotógrafo de aquel conflicto un día se le acabó la partida, cuando en la tarde del jueves 25 de mayo de 1954 pisó una mina en Indochina. Mostraba la naturaleza de la guerra como nadie lo había hecho antes y reflejaba una enorme simpatía por los seres humanos en todo tipo de circunstancias, y dejó también una leyenda que durante mucho tiempo seguirá inspirando a otros fotógrafos.














domingo, 15 de enero de 2017

EL ASUNTO DE DON CARLOS


-->CARLOS DE AUSTRIA (Valladolid, 1545- Madrid, 1568).
Hijo de Felipe II y María de Portugal. Ya desde su infancia apareció como un niño algo anormal y de constitución débil. Su padre lo puso en manos de maestros y preceptores para que cuidaran de su educación, pero el príncipe fracasó en sus estudios y acabó por abandonarlos. Su genio intratable y sus rarezas hacían difícil convivir con él. En 1560 Felipe II lo presentó a las Cortes de Toledo y fue jurado heredero de la corona. La circunstancia histórica del casamiento del rey con Isabel de Valois, princesa de 14 años que estaba en principio destinada al príncipe Carlos, planteó ya el primer problema grave y surgió la leyenda creada por el embajador Brantôme, que habla de celos y rivalidad entre Carlos y su padre. Lo cierto es que existía un mutuo aborrecimiento entre el príncipe y su progenitor. La salud del príncipe decayó y el rey le envió a Alcalá (31 diciembre 1561) en compañía de Juan de Austria y Alejandro Farnesio. El príncipe se recuperó, pero una caída accidental le dejó mal herido en la cabeza. Los cirujanos de la corte le practicaron una trepanación, que le salvó la vida, pero le dejó aún más anormal. En 1565 pretendió huir a Flandes y allegó fondos para la empresa, pero el 18 de enero de 1568 Felipe II mandó arrestarlo e incluso le incoó proceso. La prisión acentuó su locura y el enfermo falleció el 25 de julio de 1568, a los 23 años de edad, sin haber recibido la visita de su padre ni aun de sus amigos, a quienes el rey lo prohibió. La leyenda negra creada por Antonio Pérez y el príncipe de Orange presentó a Carlos como víctima de su padre, pero la historiografía moderna, basada en las fuentes coetáneas, exime a Felipe II de la supuesta responsabilidad en el trágico fin de su hijo, al que consideran un desequilibrado a causa de una fatal herencia paterna y materna.

lunes, 9 de enero de 2017

MATRIMONIOS DE CARLOS Y FELIPE

Pincha aquí para ver


Pincha para oir : "4 bodas y un funeral"

jueves, 15 de diciembre de 2016

viernes, 23 de enero de 2015

LA ENFERMEDAD MENTAL DE FELIPE V


Felipe V comía a diario gallina hervida, que le era servida junto con un cúmulo de pócimas, brebajes y tónicos para estimular su actividad sexual. A tal efecto todos los días desayunaba cuajada y un preparado de vino, leche, cinamomo, yemas de huevo, clavo y azúcar. La actividad del rey era tan desenfrenada que llegó a ser motivo de preocupación en los círculos cortesanos. En 1716 el embajador francés en Madrid informaba a Versalles que el rey estaba agotado, al borde de la extenuación “por el uso demasiado frecuente que hace de la reina”. Algunos médicos, como el francés Burlet, advirtieron al rey que tales excesos estaban poniendo en peligro su vida. Pero esta advertencia no sentó precisamente bien a la reina, Isabel de Farnesio, que al tener conocimiento de ello hizo salir inmediatamente al médico de la corte. Esta actitud de la parmesana señala hasta qué punto era consciente de dónde residía su poder sobre Felipe V. El monarca, apocado y abúlico, se convertía con facilidad en un juguete en manos de la persona que estuviese más próxima. De ahí que la reina no quisiese oír ni hablar de separaciones. Algunos contemporáneos afirmaban que ella misma se encargaba de agravar las debilidades de su marido para de esta forma poder controlar mejor su voluntad.
Felipe V fue cayendo en la melancolía, la hipocondría y la locura. Cada día era más dejado, más extraño. Sin embargo, hubo una fecha en concreto que parece que fue una especie de detonante para una cadena de manías que no le abandonaron nunca. Y es que el 4 de octubre de 1717, cuando cabalgaba por la mañana, creyó que el sol le atacaba. Eso le llevo a un proceso de degeneración en el cual no se dejaba cortar por nadie el cabello ni las uñas porque pensaba que sus males aumentarían. Las uñas de los pies le crecieron tanto que llegó un momento que ya no podía ni andar, y llegó a pensar que estaba muerto. De hecho preguntaba a sus guardias porqué no lo habían enterrado, dado que estaba muerto. Se mordía continuamente los brazos de ansiedad. Otras veces, decía que no tenía brazos ni piernas. Su conducta era cada vez más estrafalaria: mandaba abrir las ventanas en pleno invierno, se envolvía en mantas en verano, y algunas noches se creía convertido en rana. Sufría delirios y verdaderos ataques de histeria. Había opiniones para todos los gustos y el ambiente de la corte se encontraba enrarecido. La reina trataba de controlar la situación y evitar que ésta degenerara. Comenzó a circular un extraño rumor: se decía que la ropa blanca del rey y la reina irradiaba luz. El fenómeno afectaba a paños, sábanas, camisas… Como no se encontraba una explicación racional al suceso, se buscó otra de tipo más providencialista, llegándose a la conclusión de que se debía a que el número de misas dichas por el alma de Luisa Gabriela de Saboya, la primera esposa, había sido insignificante. Si tal era la causa, la solución era fácil: se ordenó decir doscientas mil misas por el eterno descanso de la reina difunta y, por si acaso, se renovó toda la mantelería y vestuario real afectado. Al parecer el fenómeno volvió a repetirse y Felipe V estuvo a punto de enloquecer. Ordenó establecer vigilancia permanente sobre su ropa personal y para evitar posibles hechizos su confección se encargó a monjas, pensando, sin duda, que manos tan celestiales sabrían evitar aquella obra del diablo. El rey se negaba a cambiar sus mudas de ropa interior hasta que las mismas, hechas jirones, quedaban inutilizables. Poco después del matrimonio del primogénito, en 1721, el monarca entró otra vez en una fase de profundo abatimiento que le hizo desentenderse de todo lo relacionado con los asuntos de Estado. Pasaba largas temporadas en un palacio que se estaba construyendo en la frondosa zona de los pinares de Balsaín, en la sierra de Guadarrama, un palacio conocido como La Granja de San Ildefonso. Allí se retiraba en compañía de la reina. El duque de Saint-Simon nos presenta al monarca por estos años como un verdadero demente: el rostro desencajado, perdido el color a su consecuencia de su costumbre de vivir de noche y permanecer encerrado durante el día. Su físico estaba notablemente envejecido para un hombre que aún no había cumplido los 40. Nunca había tenido facilidad de palabra, pero ahora llamaba la atención la torpeza de su habla, que en algunos momentos le impedía hilar adecuadamente las frases. A todo esto venía a sumarse su falta de aseo personal y su indumentaria. No se mudaba de ropa.