
Hijo de Felipe II y María de Portugal. Ya desde su infancia apareció como un niño algo anormal y de constitución débil. Su padre lo puso en manos de maestros y preceptores para que cuidaran de su educación, pero el príncipe fracasó en sus estudios y acabó por abandonarlos. Su genio intratable y sus rarezas hacían difícil convivir con él. En 1560 Felipe II lo presentó a las Cortes de Toledo y fue jurado heredero de la corona. La circunstancia histórica del casamiento del rey con Isabel de Valois, princesa de 14 años que estaba en principio destinada al príncipe Carlos, planteó ya el primer problema grave y surgió la leyenda creada por el embajador Brantôme, que habla de celos y rivalidad entre Carlos y su padre. Lo cierto es que existía un mutuo aborrecimiento entre el príncipe y su progenitor. La salud del príncipe decayó y el rey le envió a Alcalá (31 diciembre 1561) en compañía de Juan de Austria y Alejandro Farnesio. El príncipe se recuperó, pero una caída accidental le dejó mal herido en la cabeza. Los cirujanos de la corte le practicaron una trepanación, que le salvó la vida, pero le dejó aún más anormal. En 1565 pretendió huir a Flandes y allegó fondos para la empresa, pero el 18 de enero de 1568 Felipe II mandó arrestarlo e incluso le incoó proceso. La prisión acentuó su locura y el enfermo falleció el 25 de julio de
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